Los seguros de casa-habitación son víctimas de discriminación. A pesar de ser una de las protecciones más accesibles y de dar cobertura al que, en términos de patrimonio, es casi siempre el bien más valioso: la vivienda, son muy pocas, las personas que consideran adquirir una póliza de este tipo.
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, la Condusef, menos de 5% de los hogares mexicanos están asegurados, un porcentaje muy menor al de las pólizas de auto contratadas (casi 30%). Lo más sorprendente es que a pesar de que no hay proporción en el valor que representan, los costos de ambos pueden ser equivalentes.
La cultura del seguro de vivienda en México está en pañales y eso que, contrario a lo que muchos piensan, no se limitan a cubrir lo que pueda ocurrir al edificio por incendio, explosión o fenómenos hidrometeorológicos, sino que también puede proteger menaje y contenidos, robo con violencia, accidentes domésticos, incidentes causados por miembros de la familia, por la servidumbre y hasta por las mascotas, así como gastos extraordinarios.
Entonces ¿por qué las personas no consideran asegurar su vivienda? En un sondeo realizado por Metros Cúbicos, casi la mitad de los encuestados (48%) cree que el costo de este servicio es alto; 23% lo descarta por no ser propietarios del lugar donde residen, 14% piensa que es poco probable que llegue a usarlo ¡y 15% no sabe que las viviendas pueden asegurarse!
Además, el desconocimiento sobre el tema de seguros de vivienda ha propiciado el arraigo de varios mitos que nos siempre se corresponden con la realidad:
Mito 1. Es muy caro
El costo de asegurar una vivienda (el terreno no es asegurable) depende de varios factores como ubicación, metros de construcción, acabados, valores considerados, riesgos y coberturas, pero en todos los casos su costo es bajo en proporción con la protección obtenida.
Jesús Levy, socio de desarrollo de negocios de Interesse, consultores en seguros, fianzas y seguros de inversión; asegura que hay un gran desconocimiento del producto.
“Existe la creencia errónea de que este seguro es mucho más caro que el seguro de automóvil”. Por su parte, Renán Sánchez López, director de SL Consultores-Brokers, asesores patrimoniales, hizo a metros Cúbicos un estimado para ejemplificar el bajo costo del seguro en proporción con el patrimonio asegurado.
- Vivienda de interés social (con valor aproximado de $1,000,000). Costo aproximado del seguro: 5,000 pesos anuales.
- Vivienda media 12,000 pesos anuales.
- Vivienda alta $25,000 pesos anuales.
Aunque muchas personas prefieren pagarlo al contado, la mayoría de las aseguradoras tienen planes de pagos mensuales, trimestrales, semestrales o anuales, con cargo a cuentas de cheques o tarjetas de crédito para facilitar la adquisición del servicio.
Mito 2. El riesgos es mínimo
Jesús Levy asegura que además de la escasa información sobre los bajos costos de un seguro para vivienda, hay apatía y, sobre todo, un gran desconocimiento sobre la vulnerabilidad o riesgos a los que están expuestos los bienes raíces.
Mucha gente cree que solamente cubre al edificio y creen que las probabilidades de destrucción son muy bajas. Pero las estadísticas y experiencias recientes dicen lo contrario y confirman que además de la incidencia de accidentes caseros, México es un país propenso a desastres naturales.
En la vigésima cuarta Convención de Aseguradores de México, celebrada en 2014, Recaredo Arias, director de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, la AMIS, estimó que al menos 79 millones de mexicanos son vulnerables a catástrofes naturales.
Además, hace unos meses, durante la presentación del Programa de resiliencia ante inundaciones en México (2015), la aseguradora Zurich dio a conocer, en voz de su director Javier Rodríguez, que hay 22 millones de mexicanos en riesgo de ser afectados por inundaciones. Dijo que solo las pérdidas por esta causa han alcanzado los tres mil millones de dólares en un año. El riesgo es real y se traduce en la pérdida del patrimonio de vivienda con el agravante de tener que asumir los gastos asociados a la destrucción de un inmueble.
Mito 3. Solo aplica para propietarios
Un seguro de vivienda no solamente protege la estructura física de la vivienda ajena, también cubre la pérdida de pertenencias o contenidos (bienes muebles y utensilios) y los daños a terceros.
Además, algunos seguros ofrecen servicios adicionales que representan beneficios para el ocupante de la vivienda, independientemente si es o no el dueño, como la asistencia en el hogar para reparaciones de plomería, problemas eléctricos o urgencias de cerrajería, reposición de cristales, gastos médicos por asalto, ambulancia, gastos funerarios, gastos de mudanza y renta de una vivienda adicional mientras concluyen las reparaciones de la casa-habitación afectada.
Renán Sánchez explica que existen pólizas enfocadas al arrendatario. “Aquí el interés asegurable son los daños a los contenidos y los daños a terceros. Si eres inquilino y se origina un incendio en tu departamento porque te dormiste con el cigarro prendido, o porque explotó el tan que de gas y ocasionas daños a los vecinos, o al propietario del edificio, el seguro cubre estos siniestros. También hay una cobertura que cubre la pérdida de rentas por un siniestro”.
Mito 4. Todo está cubierto
Los seguros de vivienda solo cubren los impactos físicos al inmueble y a sus contenidos, hasta el límite de las sumas consideradas. La reparación de daños a terceros se realiza según la selección de coberturas estipulada en la póliza. Esto quiere decir que hay exclusiones o situaciones en las que el seguro no aplica; por ejemplo, falta de mantenimiento, daños intencionales, uso diferente al de casa habitación.
Mito 5. Mi vivienda tiene seguro porque está hipotecada
Ciertamente, todos los bancos e instituciones financieras que otorgan créditos para adquisición de vivienda contemplan un seguro de vida para el acreditado y uno de vivienda. Sin embargo, en todos los casos la cobertura está limitada al monto hipotecado; es decir que la institución solo está protegiendo el monto adeudado. Por ejemplo, si el saldo por pagar equivale a 20%, este será el único porcentaje asegurado, lo que significa que dicho seguro solo está protegiendo al acreedor. En estos casos, los expertos recomiendan contratar un seguro complementario como una forma de garantizar una protección completa.
Los seguros de casa habitación no merecen tanto menosprecio y los propietarios y ocupantes de una vivienda no deberían aceptar un riesgo tan desproporcionado frente al monto que suponen ahorrarse. En una eventualidad, la diferencia entre tener este seguro y no tenerlo será absolutamente decisiva para conservar nuestro patrimonio.
Fuente: Editorial Metroscubicos
No hay comentarios:
Publicar un comentario